Os contamos nuestra experiencia en el restaurante del famoso cocinero navarro Pedro Larumbe. La alta calidad de su cocina combinada con una decoración y ambiente exquisitos hacen que la visita a este restaurante sea una delicia.
En cuanto entras al restaurante ya sabes que vas a comer bien: un restaurante tranquilo, con una decoración moderna y elegante y mesas separadas, para que no haya ruido y se pueda comer tranquilamente. Todo esto se complementa con un servicio atento y profesional.
Hace muy poco tiempo han estrenado una nueva propuesta gastronómica y una nueva decoración en dicho restaurante que ahora se llama El 38 de Larumbe. Además de renovar el restaurante, han creado un gastrobar para poder disfrutar de propuestas gastronómicas en cualquier momento, incluso parece que han ampliado su oferta al afterwork con una carta de cócteles.
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¿Qué platos probamos en el restaurante?
Todos los platos de la carta se pueden pedir en raciones completas y medias raciones, lo que te permite probar muchos platos diferentes en una sola comida. Nosotros optamos por esta fórmula, eso sí, si lo haces, ten en cuenta que los entrantes son pequeños.
Mientras esperábamos nuestros platos nos trajeron unos vasitos de vichysoisse o crema de puerros, deliciosos.
Para comenzar pedimos media ración de langostinos en tempura, media ración de foie y papaya en milhojas y una cazuelita de risotto de sémola y sepia negro. Los tres entrantes estaban exquisitos, muy buena materia prima y muy bien elaborados.
Los langostinos eran de excelente calidad, crujientes y muy bien acompañados de una salsa con un punto picante. La milhoja alterna capas de foie con papaya, muy buen contraste dulce-salado.
Y el risotto un arroz negro en su punto exacto de cocción y muy cremoso.
Como platos principales elegimos media ración de pez mantequilla asado con teriyaki, un pescado blanco que se deshace en la boca, como si de mantequilla se tratase, muy bien combinado con salsa teriyaki.
También probamos media ración de cocotxas de merluza al pil- pil con huevo y patata panadera, este plato, más tradicional que el anterior también fue una auténtica delicatesen. Un guiso muy bien elaborado con una materia prima de primera calidad.
Todos estos platos los acompañamos de un vino blanco Viña Somoza elaborado con uva Godello.
De postre tomamos una original torrija de mango con horchata hecha con pan de pasas y nueces y envuelta en finas láminas de mango. Fue un postre sorprendente, una muy buena revisión de las torrijas de toda la vida.
El otro postre que tomamos fue el templado de almendra, helado de cítricos y cardamomo. Un tierno bizcocho de almendra que contrasta muy bien con el helado que lo acompaña.
Para terminar la comida, tomamos unos cafés acompañados de unas trufas de chocolate blanco con coco y unas pastas.
El restaurante al detalle
El restaurante es un lugar perfecto para una comida tranquila y elegante: cómodo, bien decorado y con unas mesas bien separadas entre sí, te permiten disfrutar de una deliciosa comida.
El servicio atento y muy profesional, no duda en recomendarte platos, explicarte detalles de la preparación de lo que vas a pedir y recomendarte un vino acorde con lo que has pedido.
La materia prima es de excelente calidad y la cocina no desmerece nada a los ingredientes que utiliza. Platos originales, creativos, con una muy buena presentación y un sabor exquisito.
En definitiva, un restaurante muy recomendable para disfrutar de una comida de categoría.
- Valoración: Excelente.
- Precio medio: 60 euros.
- Cierra: domingos y festivos.
– Más información: Pedro Larumbe
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