Cocotte, ¿merece la pena invertir en una de estas cazuelas?
La cocotte, esa bonita olla de hierro fundido que pesa un quintal y cuesta otro, ¿es una inversión interesante? ¿Qué tener en cuenta al comprar una cocotte?
Cuando empiezas a cocinar y a visitar diferentes páginas webs de cocina y gastronomía, ves estas cazuelas de hierro fundido en todas partes. Son muy vistosas y cada vez que te encuentras un guiso a fuego lento ahí están… Te has interesado por ellas y has buscado información, cuál es tu sorpresa cuando ves que valen su peso en oro.
Vamos, que valen lo que pesan: mucho. Y te preguntas, ¿merece la pena gastarse esa cantidad de dinero en una simple olla? Pues nuestra experiencia dice que si te gusta la cocina a fuego lento, sí, valen exactamente cada euro que pagas por ella. Es LA OLLA, así con mayúsculas y cuando empiezas a cocinar con ellas te das cuenta por qué.
Te contamos cómo funcionan estas cazuelas y por qué los amantes de la cocina disfrutan tanto con ellas.
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¿Qué es una cocotte?
Empecemos por el principio, ¿qué es una cocotte? Una cocotte es una cazuela de hierro colado esmaltado. Un material apto para todo tipo de fuegos (inducción incluida) que, además, te permite terminar los platos en el horno.
Una de las principales ventajas de este tipo de cazuelas es que el material del que están fabricadas reparte el calor de una forma muy homogénea. Están pensadas para cocciones a fuego lento, ya que cuando se calientan mantienen y reparten la temperatura muy bien, lo que hace que consigas unos guisos para quitarse el sombrero. Nada que ver con un guiso que se cocina en la olla exprés o en una cazuela convencional.
Eso sí, las cocottes no son para preparar guisos rápidos, necesitan su tiempo, por lo que si eres más bien de preparaciones exprés, estas ollas no van a cumplir tus expectativas.
¿Cómo cuidar una cocotte?
Las cocottes son cazuelas que si se cuidan bien, duran toda la vida. De hecho Le Creuset (la marca más conocida de cocottes) te asegura una garantía de por vida en defectos de fabricación. Con unos cuidados mínimos estarán como nuevas siempre.
Antes del primer uso te recomiendan lavarlas con agua y un poco de jabón, usando siempre la esponja (nunca se pueden lavar con un estropajo ni ningún utensilio que las raye), se secan y están listas para usar.
Es muy importante no remover con utensilios metálicos que puedan arañar la cazuela, siempre hay que usar de madera o de silicona. Ni triturar con la batidora, ni cortar ningún ingrediente dentro.
Tampoco se recomienda raspar el esmalte con un estropajo. Si se queda algo pegado en la cocotte, una vez fría hay que llenarla de agua caliente y dejar que se ablande. Se frota con la esponja y quedará como nueva.
Debes limpiarla siempre una vez fría, ya que si está caliente y le echas agua fría, el choque térmico puede hacer que se agriete. El fabricante asegura que es apta para lavavajillas pero lo mejor es lavarla a mano, ya que el esmalte puede deteriorarse y perder parte de ese bonito color.
En el mercado encontrarás algunas que vienen con pomo metálico (se puede hornear a cualquier temperatura) y otras con pomo fenólico (de un material similar al plástico) que no tolera más de 200 grados. No hay problema, porque puedes comprar el pomo metálico aparte o quitarlo, tapar el agujerito con un papel de aluminio y rematar tu guiso al horno. Eso ya, al gusto.
¿Qué se puede cocinar en una cocotte?
Los platos de cuchara, tanto si son de carne como si son de legumbres, quedan absolutamente perfectos en este tipo de cazuela. Al igual que los arroces caldosos. Son ideales para cocinar sin prisa y con cariño.
No solo sirven para hacer guisos, sino que también se pueden cocinar en ellas bizcochos y hornear pan con unos resultados excelentes.
¿Para quién recomiendas este tipo de olla?
Una cocotte supone una inversión que puede oscilar entre 100 y 200 euros, lo que es para pensárselo.
Si te gustan los guisos y la cocina a fuego lento, definitivamente una cocotte es una inversión que te va a merecer la pena. Vas a conseguir unos platos deliciosos y la vas a amortizar seguro.
Si por el contrario, no te gusta invertir tiempo en la cocina o no eres muy amante de los platos de cuchara, esta no es tu olla.
En el mercado verás que existen diferentes marcas, las más conocidas son Le Creuset y Staub, ambas francesas y de excelente calidad.
Nosotros tenemos dos de la marca Le Creuset (las de la imagen), regalos navideños de la familia, y estamos totalmente encantados con ellas. No son cazuelas que uses a diario (el ritmo de vida no nos lo permite), pero sí que nos dan muchas alegrías los fines de semana. Desde nuestro punto de vista valen cada euro que cuestan y son las joyas de la corona de nuestra cocina.
Uno de los principales inconvenientes que tienen es el peso, si se te cae una cocotte, te destroza el pie. Pero cuando preparas el primer guiso en ellas, hasta se te olvida que tienes que hacer pesas cada vez que la sacas de un armario.
En nuestro caso tenemos una cocotte redonda de 26 cm de diámetro y una cocotte baja de 30 cm, ambas son perfectas para hacer guisos para 6 – 7 raciones.