Hablar de Emilio Moro es hablar de un referente de los vinos D.O. Ribera del Duero. Teníamos ganas de conocer su bodega, así que organizamos una visita exprés a Pesquera de Duero para saber un poco más de sus vinos.
De la mano de Alicia Herrero, responsable de enoturismo de Emilio Moro, nos adentramos en la historia de esta familia y de sus vinos.
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Historia de la bodega
La bodega es una de las más representativas de la Ribera del Duero, una bodega familiar que se remonta a tres generaciones vinculadas al vino. Ubicada en Pesquera de Duero, pueblo vallisoletano en el corazón de la Ribera del Duero y, situado en la zona conocida como la Milla de Oro, es la octava bodega más visitada de la zona.
Sus viñedos más antiguos datan de 1.924 (ubicados en la finca de Valderamiro). El abuelo –Emilio Moro- a medida que iba comprando nuevos viñedos, seleccionaba los de mejor calidad para injertar sus viñas. Lo que ellos llaman el “clon de la familia” o Tinto Fino (una variedad propia, tempranillo 100%). Tienen 200 hectáreas de viñedo propio, todas ellas injertadas con el “clon de la familia”.
En 1.939 la familia Moro comienza con la bodega, aunque su primera marca de Emilio Moro se remonta a 1.989, cinco años después de que se estableciese la D.O. (Denominación de Origen) Ribera del Duero.
En 2.007 los hijos de Emilio Moro, actuales propietarios de la bodega, junto con otros accionistas adquirieron otra bodega Cepa 21, ubicada en Castrillo de Duero (Valladolid), con unas instalaciones muy modernas y minimalistas y actualmente mantienen ambas bodegas.
¿Qué vinos produce esta bodega?
En sus etiquetas no aparece joven, crianza, reserva… ya que en 1.998 se eliminan etiquetados y se crean tres marcas independientes:
– Finca Resalso. Es su vino joven. En su producción se utilizan los viñedos más jóvenes, de entre 5 y 15 años de antigüedad, y el vino se deja en barrica durante 4 meses.
– Emilio Moro. Su crianza. Los viñedos que producen este vino tienen entre 15 y 25 años. El vino reposa en barrica durante 12 meses y su producción supera el millón de botellas.
– Malleouls. Es el reserva de la casa y es el que proviene de las viñas más antiguas. Se produce en tres variedades: Malleolus, Valderamiro y Sanchomartín, estos dos últimos son vinos de pago y se elaboran en las fincas con dichos nombres. De los tres, el Sanchomartín es el más alto de la gama, con viñedos que llegan a los 85 años de edad. Es la finca con mejores condiciones tanto meteorológicas como de suelo por lo que es el vino que más se mima. Permanece durante 22 meses en barrica de roble francés.
La familia Moro decidió no etiquetar con joven, crianza y reserva porque para poder hacerlo hay que cumplir los requisitos marcados por la D.O., que controla la añada y la calidad de la uva. Si vas a elaborar un crianza y quieres ponerlo en tu etiqueta, tiene que cumplir unas reglas (estar 12 meses en barrica y “X” meses en botella). Y lo mismo ocurre con el reserva.
Ellos saben que aunque hay algunos factores que pueden controlar, como el suelo o la viña, la añada no pueden controlarla (el clima). Prefieren cuidar sus vinos y darles la barrica y el tiempo en botella que sea necesario para conseguir un buen producto y no la que marca la D.O.
Actualmente producen 1.500.000 botellas y están presentes en 56 países.
Las instalaciones
Una vez puestos en antecedentes sobre la historia de la familia y sus vinos. Pasamos a ver las instalaciones de la bodega.
Nos explicaron todo el proceso de producción del vino (que os contaremos en detalle en un post aparte) desde que la uva llega a la bodega hasta que se embotella.
Vimos los diferentes depósitos de acero inoxidable en los que la uva fermenta, donde nos hablaron del proceso de fermentación, y después pasamos a la sala en la que están las barricas. Allí vimos las diferentes barricas que se utilizan para elaborar los vinos de la casa. De roble francés (80%) y americano (20%). Las hay de medio tostado y gran tostado. El vino pasa como mínimo 4 meses en barrica –el Finca Resalso, que es el más joven-.
Es curioso encontrar barricas de diferentes tamaños. ¿La razón? Las barricas grandes se usan para conseguir vinos con menos sabor a madera, más afrutados. Las pequeñas se utilizan para los vinos que tienen más sabor a madera.
Para finalizar la visita subimos al comedor de arriba y realizamos una pequeña cata de Finca Resalso y Emilio Moro. Vimos la diferencia de colores, olores y sabores entre un vino y otro.
En nuestra maleta volvieron varios Emilio Moro, Finca Resalso y un Cepa 21, de los que daremos buena cuenta.
Para hacer visitas a la bodega hay que ponerse en contacto con ellos y concertar una cita. Tienen un montón de opciones para elegir la que mejor se adapte a tus necesidades. Más información: Bodegas Emilio Moro.
Y solo nos queda dar las gracias a Alicia Herrero, responsable de enoturismo de Emilio Moro, por la estupenda visita a la bodega que realizamos, por todo lo que nos enseñó sobre los vinos de su zona y de su bodega y lo bien que lo pasamos.
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Me encantan los vinos de Ribera del Duero, unos vinos con cuerpo que son un auténtico placer para el paladar y que acompañan de manera fantástica cualquier tipo de carne roja o de caza. Nunca he tenido la oportunidad de visitar esta bodega, pero leyendo este artículo me han entrado unas ganas tremendas de hacer una escapadita por estas tierras y aprovechar para pasarme por la bodega y degustar unos buenos vinos.