¿Qué hacer durante un fin de semana en Úbeda y Baeza? ¿Sabes qué visitar y dónde comer? Te damos algunas recomendaciones para disfrutar la tierra del olivo y del aceite.
La provincia de Jaén sabe a aceite, es más, a uno de los mejores aceites de oliva de mundo. En Úbeda y Baeza gastronomía y patrimonio se dan la mano. Están separadas únicamente por 8 kilómetros, ubicadas en mitad de un mar de olivos, que hay que disfrutar y fotografiar.
Tanto Úbeda como Baeza son dos ciudades monumentales renacentistas por las que merece la pena perderse. Ambas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2003 y en ellas han dejado su huella personajes tan importantes como Francisco de los Cobos –el que fuera secretario de Carlos I-, los arquitectos Diego de Siloé y Andrés de Vandelvira, este último fue el que construyó buena parte de los edificios más representativos de ambas ciudades, Antonio Machado… Pasear por sus calles y sus plazas es volver a los siglos XVI y XVII.
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Pistas para disfrutar de un fin de semana en Úbeda y Baeza
1. Visita guiada
A nosotros nos encanta perdernos por las ciudades, pero pensamos que la mejor manera de conocerlas es realizar una visita guiada para conocer su historia y sus edificios más representativos. En esta ocasión apostamos por una visita combinada de las dos ciudades (Úbeda el sábado por la mañana y Baeza el domingo en el mismo horario) que contratamos con Visitaubedaybaeza.com, que nos costó 17,5 € y que incluía la entrada a los edificios más representativos de ambas ciudades.
Nuestra guía, María Jesús, es intérprete del patrimonio y una gran conocedora de la historia de ambas ciudades. La visita dura más de dos horas y en ella se entremezclan: historia, historia del arte y anécdotas, que hacen que pases un rato muy entretenido mientras aprendes. La verdad es que merece la pena.
Después, se puede dedicar cada una de las tardes a pasear por las ciudades, a hacer fotos de sus rincones más representativos, a pararse a tomar un café y disfrutar de su ambiente, a asomarse a los miradores de los campos de olivos y admirar el paisaje… ¡Hay mil opciones!
2. Dónde comer
Para comer elegimos dos restaurantes que teníamos claro que iban a ser un acierto: uno que ya habíamos visitado – Juanito, en Baeza- y otro que teníamos ganas de conocer –Asador de Santiago, en Úbeda-.
En Úbeda comimos en el Asador de Santiago (Avenida de Cristo Rey, número 4), ubicado junto al hospital de Santiago. Se trata de un restaurante muy agradable que cuenta con varias salas con decoración contemporánea, que centra su oferta en platos de cocina tradicional, con un toque renovado, y una carta donde la materia prima de excelente calidad es la protagonista.
Los productos ibéricos de “Joselito” son un pecado (además de probar el jamón ibérico de entrante, también disfrutamos de la presa ibérica a la brasa). La carne de vaca vieja madurada (con más de 30 días de curación) que cada comensal se cocina a la piedra, también fue de los platos favoritos de la comida.
En el apartado de pescados, probamos el pulpo braseado de entrante, que llevaba como guarnición patata violeta y blanca, y las cocochas de bacalao al pil-pil, otro de los platos que más gustaron. Todo ello lo regamos con un vino de la tierra que hacía muy buena combinación con los platos que tomamos: Marqués de Campoameno.
De postres compartimos unos panecetes, un pan de aceite, un coulant de chocolate y una milhoja de masa brie rellena de nata con vainilla y un toque de hierbabuena. Todos perfectos para terminar una comida deliciosa. El precio medio oscila entre los 40 y los 45 euros por persona.
En Baeza apostamos por el restaurante Juanito, un lugar donde el aceite de la tierra manda (tienen su propia almazara, por lo que no podía ser de otra manera) y donde ya habíamos comido en nuestra anterior visita a la ciudad. En Juanito el producto es el protagonista y las recetas tradicionales son las reinas de la casa.
Comenzamos un revuelto de setas, un lomo de orza en adobo y unas alcachofas, que nos insistieron en que probásemos y que eran un espectáculo. De los segundos la paletilla de cabrito asada es una delicia (la carne se deshace como si fuese mantequilla), el bacalao con tomate un gran plato y la pintada escabechada con setas y hongos un placer para los sentidos.
Al igual que el día anterior, disfrutamos de un vino de la zona que nos propusieron y que fue todo un acierto. En la parte dulce optamos por pedir varios postres de Luisa al centro, una selección de los dulces más representativos del restaurante. El precio medio de este restaurante está entre los 45 y 50 euros por persona.
También nos trajimos a casa unas botellas de su aceite, que venden en el restaurante, y que es perfecto para regar las tostadas del desayuno.
3. Más pistas gastro
Para desayunar ambos días fuimos la cafetería- churrería Nazaríes (calle Real, 53), que está en pleno casco histórico de Úbeda y muy cerca de nuestro hotel. Gran elección para empezar la jornada con energía. Los churros, recién hechos, están de vicio (cada ración que incluye 4 ó 5 piezas cuesta 1 euro), el café es de calidad y las tostadas se preparan con buen pan y son de gran tamaño, se pueden pedir por medias (será más que suficiente…). Nosotros probamos los churros, la tostada con aceite y picadillo de jamón y tostadas con mantequilla y mermelada. Desayunarás por unos 2€/ persona.
La primera noche fuimos a cenar al restaurante – tapería Antique (calle Real, 25), nos quedamos en la zona de tapas y nos tomamos unos vinos con algunas de sus tapas (nos encantó el paté de perdiz, que se sirve con mermelada de aceite de oliva, buenas las croquetas de setas, nos gustaron mucho sus flamenquines, correctos los huevos rotos con jamón y más flojos los huevos con lomo de orza). Buen sitio para una comida o cena en clave informal. Precio medio: 11- 13 €/persona.
Como en nuestro grupo había algunos amantes de las pizzas y justo una puerta más arriba de la tapería Antique localizamos una pizzería que tenía buena pinta, decidimos probarlas la segunda noche. Se trata de Pizzas D’Angelo (caller Real, 23). Las pizzas son enormes (solo tienen un tamaño), correctas en cuanto a calidad y el precio es imbatible: menos de 11 euros cada una. Se pueden pedir para llevar (aunque hay que recogerlas en el local) o tomarlas allí.
En Baeza hicimos una parada obligada en la cafetería Virolo (Plaza de los leones, 4), para tomar un café y uno de los dulces típicos de esta ciudad: los virolos. Un ligerísimo hojaldre que tiene un pelín de cabello de ángel en la parte inferior, que es típico de Baeza, y está para empezar y no parar. Y, claro está, se vino una caja en nuestro maletero.
4. Dónde dormir
En esta ocasión, establecimos el campamento base en Úbeda (hace varios años lo hicimos en Baeza) y elegimos el hotel Rosaleda de Don Pedro (calle del Obispo Toral, 2), con tres estrellas.
El hotel es austero, pero tiene habitaciones amplias, camas cómodas (de las 5 habitaciones que teníamos para toda la familia, solo una de ellas no tenía buenas camas) y baño correcto. No es un hotel de lujo, pero es acogedor y tiene habitaciones agradables. Tiene wifi gratuito en todo el hotel para los huéspedes.
Está en pleno casco histórico y llegar a él en coche por las callejuelas de la ciudad no resulta fácil (eso sí, la dirección del hotel te manda un email con un mapa y un teléfono por si tienes problemas para llegar). El hotel tiene parking, que cuesta 11 euros la noche y que tienes que usar porque es imposible dejar el coche en ningún sitio cercano.
Y con estas recomendaciones ponemos fin a nuestra propuesta de para conocer Úbeda y Baeza, la tierra del aceite y de la buena gastronomía.
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