La vainilla es probablemente el aromatizante más usado en pastelería y repostería. Estas vainas alargadas y negras se utilizan para aromatizar helados, natillas, salsas dulces y siropes.
Son el fruto de una especie de orquídea tropical llamada vanilla planifolia que se cosecha en zonas tropicales con un clima cálido y húmedo.
Esta orquídea tiene unas flores amarillentas de las que nace un fruto parecido a las judías verdes, las vainas de vainilla, uno de los aromatizantes más potentes y apreciados de la gastronomía.
Cómo se obtiene la vainilla
Las vainas de vainilla se cosechan cuando aún no están maduras: cuando están verdes y sin aroma.
A medida que va pasando el tiempo, se vuelven de un color marrón, su piel se arruga y comienzan a adquirir su aroma.
Para que la vainilla adquiera su aroma, hay que sumergir las vainas en agua caliente y meterlas en cajas donde están ahí durante días. Ahí es donde las vainas se arrugan y adquieren su tono oscuro.
A continuación, se dejan secar al sol hasta conseguir que tengan su peculiar olor.
Cómo utilizar las vainas de vainilla en la repostería
Cuando vayas a utilizar las vainas de vainilla en los postres debes practicar un corte longitudinal a la vaina y usarlas como si fueses a hacer una infusión. Introduciéndolas en un líquido muy caliente, como leche, durante unos 20- 30 minutos.
Si quieres conseguir un sabor más intenso, corta la vaina por la mitad y saca las semillas con la punta de un cuchillo. Estas semillas pueden añadirse a los helados, natillas y pudines.